En la colaboración realizada con la tonelería Independent Stave Company en 2009, se construyeron ocho barriles especiales para este experimento. Los ocho primeros se sometieron al mismo proceso llevado a cabo en los barriles estándar de Buffalo Trace. Las duelas se secaron al aire libre durante 6 meses antes de transformarse en barriles. No obstante, más tarde estos barriles se sometieron a un proceso distinto de tratamiento con ondas de luz infrarroja. El objetivo era determinar cómo este proceso permitía extraer sabores nuevos y diferentes a partir del roble. Los barriles se dividieron en dos grupos y se sometieron a dos niveles diferentes de ondas de luz infrarroja. Ambos grupos de barriles produjeron perfiles de sabor muy interesantes y diferentes.
El primer grupo de cuatro barriles experimentó 15 minutos de frecuencia de onda corta y onda media al 70 % de potencia. Se extrajeron diferentes sabores complejos de la madera. El aroma floral va seguido de un perfil de sabor complejo. El roble y los taninos se mezclan con pasas y caramelo dulce.
El segundo grupo de cuatro barriles se sometió a 30 minutos de frecuencia de onda corta y de onda media al 60 % de potencia. A continuación, los barriles fueron sometidos a una carbonización rápida de nivel 1 (o 15 segundos). Los intensos sabores destacaron en el roble, lo que produjo un bourbon con fuertes notas de madera, complementado por un sabor a fruta seca. El final persistente deja un toque de pimienta negra molida.
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